Encantamiento (Número 749)


Esta noche cierro, los ojos,

en una soledad apabullante,

hiriente, con células salvajes.

No salgo para no ver a nadie,

se acabaron, mis salidas nocturnas.

Perfidia de un amor desmemoriado.

Mis luces, a la luz de la luna,

contando estrellas,

alrededor de tu cuello

y, tu lumbre, de fuego,

desaparecieron.

Y, entre los juncos del fuego

estremecedor,

el que me hizo arder,

en aquel invisible puerto

de las lumbreras,

en tu alta cueva,

dentro de la montaña sagrada

donde, tú, ardías,

con el fuego del amor

y, con tus brazos extendidos,

hacia la luna,

en la celebración del cielo.

Clareaba y, con suspiros,

se marchaban, las estrellas.

Yo, te comprendía,

la naturaleza,

hablaba contigo,

las flores, erizadas,

olorosas fragancias.

Te llamaban los leones,

las rocas, crujían sus dientes

y te acechaba,

el mes de mayo,

para que vinieras a mi cuarto

donde, tú y yo, hacíamos el amor,

entre los cedros del bosque encantado,

en la noche oscura.

Y, entre tus brazos coloridos.

perdí el miedo a la locura,

con las melodías de tu canto,

extrapolándome,

con mis ansias,

a tu estado,

de Ángel encantado.

🥰🥰🥰🥰

Fotografía Pexels




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