Mantras (Número 740)


Me santiguo,

ante tu honorable visión

del mundo,

tras noches de insomnio

poderoso, abierto,

en el lúgubre infierno

de la noche oscura

de las almas,

así, aplanadas,

en el orden,

de la razón de la tierra.

Tu nombre,

en la luminosidad

de las estrellas,

imponente,

en ese cielo de rocas fuertes,

que devoran, a sandeces,

a cualquier inmortal del cosmos,

desde el antiguo Egipto

hasta, el hombre,

del siglo veintiuno.

Aquí, en Occidente,

trastocado mundo,

inmundicia de la

deshumanización,

el hombre, sin remedio.

Me retuerzo de dolor,

tristeza, en mi corazón,

en esta noche oscura del alma,

en la que, yo, no duermo.

Imponente,

ante la impotencia salvaje,

duro momento,

que abre mis carnes,

entre las telarañas,

de un desencanto diurno

y, de un canto nocturno

esperpento, atravesada,

por dos palos de estaño.

Mi cuerpo, vencido

me han dejado muerta,

en esta noche de febrero,

entre las sombras

perpetradas,

de los oscuros dibujos.

Mantras, de este insomnio,

que me acompaña.

🥰🥰🥰

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