Nada de nada,
tú dices que me amas,
todo de todo.
Por tus ojos,
por esa turbia neblina,
culpable de estar conmigo,
percibo,
que nada de nada.
Ya no lo disimulas,
tantas veces te he visto,
que no hay engaño que valga.
Nada de nada,
lo sé, después, de mirar tu cara.
No te pierdas,
entre las lagunas
de las mentiras.
Por tu engaño,
a cada momento,
más tristeza llevas dentro.
¡No te preocupes!
¡Lo entiendo!
¡Cambia tu vida!
¡Toma un rumbo nuevo!
¡Alegra tus ojos!
¡Tu mirada, tu espejo!
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