Las cinco menos diez
y, ahora, ¿qué?
si, aún, estoy esperando
en esta sala de urgencias,
que me tiene loca la cabeza.
¡Entradas! ¡saludos!
de consulta en consulta.
De vez en cuando,
una cara nueva.
Aquí,
el que más y el que menos,
con su tremendo miedo,
¡miedo a que tendré!
¡miedo a que me harán!
¡miedo a que me dirán!
soportando,
el pesar de un hospital,
una enfermedad,
puedo tener en marcha.
Y, por muchos mantras,
y, por muchos rezos que haga,
todo, sea en vano.
En breve,
me comunicará,
mi doctor,
de qué trata mi dolor
y ¿sabes?
– creo, que mi dolor,
es de corazón.
Un fuerte dolor,
por tu desamor,
que me desgrana,
un racimo de uvas
de septiembre,
a la sombra, de aquella parra,
que nos cobijó,
en los mejores años,
de nuestro amor,
en los mejores años…
cuando, ronreíamos,
bajo la sombra…
de aquella parra.