¡Oh, no!
vueltas, volantazos…
en mi cansada cabeza,
una noria de feria,
¡no me deja!
Mis suspiros,
me llevan al final,
de esta intolerable verdad,
a la que, hoy,
me comprometo.
En mi cabellera,
tú, retuerces mis pelos,
luego, otro intento:
¡mi estrangulamiento!
¡no me tires!
¡retira tus sucias manos!
¡no me pellizques!
Y, con tu ebriedad,
¡qué asco que me das!
¡tómame ya en serio!
¡aléjate de mí!
¡no merezco este trato tuyo!
Me expongo a ti,
¡bellaco castigo!
¡muerte a tu ultraje
empedernido!
¡No soporto tu cara de espanto!
tienes veneno
en tu cuerpo,
¡nunca me lo has confesado!
Mas, ese estado,
lo llevas ensimismado,
tus marcas,
saltan al terreno de juego,
al ponerte frente a mí.
¡YA NO TE TENGO MIEDO!
¡di parte de ti!
en la comisaría del pueblo.
¡Me he hecho fuerte!
¡la naturaleza me ha enseñado!
tu inmoralidad, ¡no me ha ganado!
¡he vencido ante tu impostora vida!
Y, hoy,
¡NO TE TENGO MIEDO!
¡me enfrento a ti!
¡fuera las piruetas que,
antes, daba para no verte!
¡se han extinguido!
Ahora,
te toca a ti cambiar el rumbo:
¡VETE por donde has venido!
¡VETE, TE BUSCAN,
PRESÉNTATE,
en la comisaría del pueblo!
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