Ojos tristes,
dice mi madre
delante del espejo.
Se mira y me dice:
estoy mal,
tengo los ojos tristes.
Su primera vez enferma,
pobre mía,
en su convalecencia.
Comienza el sufrimiento
por su enfermedad,
a sus ochenta y seis primaveras.
Para ella, un mundo nuevo,
se abre delante de sus ojos,
el miedo, en su cuerpo.
Y, una prueba de ello,
es que, después de retirarle
su sondaje vesical,
con bastante preocupación,
me pregunta con tristeza:
¿me habrán roto la vejiga?
¡Qué detalle!
¡Cuánto pavor!
Su primera vez enferma,
aún se ve mal,
me sigue diciendo:
estoy mal,
tengo los ojos tristes.
https://www.safecreative.org/work/1908281791572-ojos-tristes-numero-522
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