Achico mi lente superior,
ante un inusitado escarabajo,
aleteando en mi mente;
silba desde el cerebro al cerebelo
y espanta todos mis miedos.
Hoy me ocurre esto,
mañana no sé,
quizás, como ayer,
me duela hasta la sangre
por mi corazón roto;
tanto me hace padecer,
en esta vida sepulcral…
A veces,
se eleva mi sufrimiento,
a un estado catastrófico,
postrado, dantescamente,
ante lo poco que puedo ser
en esta vida,
de mentes pensativas
que me llevan a la deriva,
sin, ni siquiera,
desearte un buen día.
Así, que si amanezco feliz,
tocarán,
las campanas de Notre Dame en París.
Y, si triste me levanto,
me haré,
en la batalla de Lepanto;
mi retirada llegará,
antes de mi muerte,
o antes,
de mi herida de guerra.
No quiero pensar
que me de una bala
y, hasta quede peor,
de esta loca cabeza…
que ya tengo.

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