Y una lágrima, solitaria,
se desata por mi mejilla,
al ver cómo me tratan,
ahora que estoy mala.
Y me pondré, una venda
en mis ojos;
me volveré ciega
de por vida,
mis ojos no verán,
mis oídos, no escucharán.
Y, ese trato extraño,
de algunos que me rodean,
gran ventolera conmigo.
Me desprecian,
por un no ser igual,
por no estar bien,
por ser distinta,
por una enfermedad.
Por ello, adoptaré
un estado de somnolencia
donde, el trato raro,
no me importe nada.
Seré una nueva especie,
en un estado de no ver,
sin estar ciega,
de no oír,
sin estar sorda.
Mejor será,
hacerme la ciega,
hacerme la sorda.
Ya no lo cuestiono más
¿Para qué?

Deja un comentario