Y qué te digo
que tú no sepas,
con tantos años a mi vera,
el pergamino de mi vida,
entra en tu puerta.
Conoces mis fantasías
como yo, palmo a palmo.
Mis deseos alegran tu día,
te gustan tanto como a mí.
Mis miedos te hunden
en la tristeza,
son casi tus mismos miedos.
Tu cuerpo se une al mío,
en el silencio de un mar en calma,
en una oscuridad inmaculada.
Sobrevuelo dentro de un puente
de hierro este mar solitario,
rápida hacia ti,
en la orilla me estás esperando.
Y bajamos juntos hacia el Edén,
nos encontrarnos con un frío hielo,
cristalizado, para que tú y yo,
lo rompamos, amor mío.
Recorrenos las ciudades más bellas
de la tierra, desafiando,
todo tipo de problemas,
mi amor, tú y yo.
Y no pagamos,
las equivocaciones de humanos
con malas ideas, que por todo
quieren cobrarnos.
Mi amor, tú y yo,
libres reclamando
la legalidad, años y años.