Reclamando la legalidad (Número 347)


Y qué te digo

que tú no sepas,

con tantos años a mi vera,

el pergamino de mi vida,

entra en tu puerta.

Conoces mis fantasías

como yo, palmo a palmo.

Mis deseos alegran tu día,

te gustan tanto como a mí.

Mis miedos te hunden

en la tristeza,

son casi tus mismos miedos.

Tu cuerpo se une al mío,

en el silencio de un mar en calma,

en una oscuridad inmaculada.

Sobrevuelo dentro de un puente

de hierro este mar solitario,

rápida hacia ti,

en la orilla me estás esperando.

Y bajamos juntos hacia el Edén,

nos encontrarnos con un frío hielo,

cristalizado, para que tú y yo,

lo rompamos, amor mío.

Recorrenos las ciudades más bellas

de la tierra, desafiando,

todo tipo de problemas,

mi amor, tú y yo.

Y no pagamos,

las equivocaciones de humanos

con malas ideas, que por todo

quieren cobrarnos.

Mi amor, tú y yo,

libres reclamando

la legalidad, años y años.




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