Incondicional (Número 291)


Incondicional de tu alma,

hondo maltrato,

en tu vespertina visita nocturna,

imán, de la perdida nostalgia,

en mis últimos días.

Junto a ti, cerca del río Sil,

retozamos, peregrinos,

de un amor sin causa,

sin fin.

Después de saltos de delfín,

nos adentramos, taciturnos,

en el bosque encantado,

de tu ingravidez natural,

con tu fuerza impenetrable,

con tu nutrida caminata,

hacia los peces de colores

que, allí, nos esperan,

mi amor.

Y, entre las sombras escondidas,

de tu atrevida cortada,

entrego, mi alma, a tu morada.

Celeste calma nos acompaña hoy,

¡Gracias mi amor! ¡Gracias!

Una respuesta a “Incondicional (Número 291)”

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.