La distancia no para mi camino,
te voy persiguiendo, mi trovador,
con este poder adivinador,
fruto de tu vínculo celestino.
Anhelo tu carácter cristalino,
sustento de mi magma bicolor,
príncipe de mi ser acechador,
en mí, tu tesoro como destino.
Convertida en fantasma singular,
penando por ti como los fantoches,
en las tinieblas, en el despertar.
Piedad exijo en mis largas noches
donde no te dejo de abrazar,
esgrimo el dolor en mis antenoches.

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