Por tu velo, por tu enorme
quimera
solicito a Dios vivir
dormida,
en mi drogada santidad
herida,
tocada por tu alquimia
placentera.
Ataraxia con expresión
sincera,
no detendré su divina
salida,
explosión con hermosa luz
crecida
para finalizar esa espera.
Daré riendas sueltas a mi
pasión,
colisión inminente en mi
palma,
ya será, cadáver, mi desazón.
Con un trozo de tu ilustre
salma,
con mi dogmatismo en tu
creación,
plenitud lúcida para mi
calma
Pingback: Imparable (Número 106) – 🌎 Alquimia. Bellos poemas. Mercedes Merluna.