Equivocados amores,
vagan por el universo,
con una canción triste.
Un cruce, a veces,
con su amor verdadero,
los vuelve cancioneros.
Un cable de alta tensión,
repleto de pájaros,
en un atardecer andaluz,
a la entrada de Carmona,
Lucero de Europa.
Allí, cantan a decenas,
a las mil maravillas,
con los corazones acelerados,
culmen de polaridad.
Contrarrestan la tristeza,
de un cementerio mustio,
ante tantas verdades,
por ello,
enmudecen los seres
en ese lugar,
por este amor único,
por este celestial.
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