Los rayos, a destajo,
bombardean la sala,
los pacientes, tumbados,
en su soledad,
por la puerta magistral,
camillas, camas, sillas;
uno a uno, sin urdeles,
sin conocimiento de su situación social,
aventajados, sí,
en todas partes los habrá, eso,
no se puede cambiar.
El trasiego en la mañana, un no parar,
el pecho, las manos, las ingles,
el folclore no va más,
el trasiego, en un pergamino anotado.
Las mentes,
en su vuelo, mientras, un miserere se cuela en un ambiente cargado de diversas nacionalidades,
quién lo diría?
qué me ha dado por pensar?
El abocado tunante te taladra el cuerpo,
con los acontecimientos del momento.
La sabiduría, me sube, a un éxtasis inusual,
sinuoso, caprichoso,
momentáneo diría yo.
Para qué tantos sofocos,
la vida va fluyendo,
el agua, dispersa mi momento,
la magia, en mis manos,
lo que toco,
la tranquilidad lo transforma…
Idílico ser de nora y suerte,
la escala primera del solfeo universal,
de Bartolo, con su cuenco.
Yo, lo dejo por escrito,
en mi mejor momento
y a este lugar,
un monumento.
Rayos y centellos…
Mercedes Luque Navarro
poemasdemercedes.com
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