Ojos marrones,
en la gran oscuridad.
El ventanal cerrado,
la ciencia, dentro,
con la lucha.
Un animal misterioso,
con sus grandes ojos,
abiertos,
de par en par,
frente a los aparatos
fluorescentes, sonantes…
dos luces, en ese triste lugar;
las personas,
entre la vida y la muerte.
Un animal que lo siente,
misteriosa la noche,
misterioso el silencioso,
sigilosos, uno y otro
en la ventana, exhaustos,
preparados, otra vez,
para el importante destello
de un alma que se aleja,
en la gran oscuridad.
La tierra, ya lejos,
quién sabe dónde llegará…
Y, ese gato, con sus ojos,
sin parpadear, detenidos;
él, quizás, sepa dónde va,
quizás, conozca ese lugar..
Mercedes Luque Navarro
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