Mi nube compañera,
desde que perdí la lumbre de tu amor, en aquel trágico mes de septiembre, mi mes favorito, por cierto, hoy mi mes con más infortunio.
En septiembre un adiós, dejaste mi cuerpo envetunado con un pegajoso negro aceite, mis ojos te vieron, volar hacia horizontes nuevos sin saber el porqué. Mi momento de felicidad se acabó, pedí que mi alma se fundiera en el centro de una isla, para esperarte por una vida entera con un jardín de flores rojas en mi corazón. En mis sueños, llegabas con tu lienzo celestial
para tomarlas una a una y sentarte a mi vera sin dejarme de amar.
Mercedes Luque Navarro
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