Reminiscencia (Número 898)


Altozano contundente,

dentro de un pandero caliente,

con sabores de las pieles de antaño,

reminiscencia de una torturada carga,

en mis hombros,

el frío miedo, hiela mis sienes,

nervios van y vienen,

a la espera, de una situación incierta,

tal vez muy dolorosa,

dentro de una cámara,

triste y oleaginosa,

con el péndulo,

de una estrenada conquista,

perpetua,

en las recónditas escenas,

de un laberinto humano,

cargado, de sobresaltos,

cada vez que alguien llega,

cogido del brazo,

de quien tiene a su vera,

junto a una triste cuerda,

de globos, que se escapan,

de la mano de un niño

y, eso, que apretaba fuerte su puño.

Ahora, llora, con la tristeza,

de una honorable carga,

de luces de pérdidas,

en las venas de una vida,

el ocaso de los años,

las piernas que tiemblan

y la cabeza que no piensa…

In portum iacet.

(En el puerto postrada…)

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