Bing bang bung,
tres disparos de amor al cielo,
haciendo ruido para ti.
Que tiemble el universo
y tú seas parte de mí.
Que tú quieras agarrarte
a mi cuello para no perderte,
en el miedo inexplorable,
de una hibernación salvaje
que te presenta
a los reyes de la naturaleza
y te desploma la cabeza,
de un sólo disparo…
Pero yo te amo tanto
que mis disparos de amor
vuelan hacia ti.
Tú sientes algo raro,
te sientes distinto a los demás,
tus murciélagos se han espantado
y vuelan cervatillos
hacia donde tú estás,
buscándote a ti con mi reguero.
Y, sobre ellos, recae
el amor volatilizado
que yo siento por ti,
escúchalos…

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