Ambigüedad (Número 879)


Ante una oscuridad,

digna,

de lanzar por los aires tenebrosos

del templo profanado,

en los moribundos calvarios,

de un lejano cautiverio,

en la enfermedad,

por una cosa malvada,

que se antepone,

ante una loza de mármol,

enseñándome un epitafio horrible,

donde, mis ojos,

con pupilas dilatadas,

ante la poca luz del lugar,

pueden leer, unas notas, con claridad:

Mercedes, ¡aquí estás!

¡no sufras más!

tu pulcritud, te trajo a este lugar

y, tu moribundo cuerpo,

agotado ya,

descansa, entre los otros,

con un calmado viento

ante ti, pospuesto,

para tu triunfo inmortal.

El epitafio, preparado,

tú, sin ninguna duda,

vendrás.

«Introitus autem paradisus».

(Entrada del paraíso).




A %d blogueros les gusta esto: