Reiterativo te veo,
siempre en tus creces,
sin ni siquiera,
preguntarme cómo sigo.
Negación por todo lo mío,
ausencia, de tu alma,
en mi vida.
Extraños tú y yo,
esta rareza,
sorpresa de mi vida
no me la esperaba.
Sencillamente, a esto,
un no rotundo,
hubiese dado
cuando me amabas.
Hoy, tu indiferencia,
hace que me suba
por las paredes.
Y ni tu temperamento
de niño bueno,
hace que te intereses por mí,
en estos momentos de dolor;
un dolor físico
que me mata
y que me ata a una cama,
a unos metros cuadrados,
donde vivo desesperada,
sin salir al sol cada mañana.
Y sigo esperando tu llamada,
niño bueno, (puer bonus)
¿en que te has convertido
desde que no me amas?
⚘
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