Del centro de mi alma,
una larva, convertida
en bella mariposa.
Y, con ella,
te declaro mi amor.
Y hasta el alma
me duele
de lo te quiero.
Y tiembla mi corazón
cuando te lo confieso,
el temor anida en él…
presiento un amor
no correspondido.
Y, por siglos, solitaria,
sin ti,
sin tu piedad.
Y, mi tribuna alzada,
con un hueco
en mi alma,
para tu corazón
que vive ajeno
a mi dolor.
Por ello,
sin más, retardo
mi confesión.
Fotografía Pexels
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