Raíces (Número 66)


Mi corazón,
a duermevela,
tú no llamas
a su puerta.
Tu rutinaria
indiferencia,
cada noche,
me quema, mi amor.
Una pena,
poderosa,
dentro de mi corazón
sin una venturosa luz
que airee mi dolor,
enraizado,
sin ti.
No avisto
ningún camino nuevo
para mí;
¡ninguno, mi amor!
Yo, sin ti,
no sé vivir.

5 comentarios

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.