Como una gota
de tu lágrima,
derramada
en aquella tarde,
bochornosa, loca,
cuando yo
te traicioné.
Y, ahora,
tan distinta
de la de ayer;
vi que tu corazón,
por mí,
derramó gotas de sangre
y, sin decirme nada,
tú te abrazaste
a mi pecho,
llorando
encarecidamente
y, a mí,
me mordía
el remordimiento.
Y, en ese momento,
comprendí
el dolor de tu corazón,
tan enamorado.
Y, en ese momento,
comprendí
la traición
de un ser amado.
¡Juro
que viviré a tu lado!
¡Juro
no dejarte solo,
mi amor!
Mi traición,
¡no renacerá!
¡no, mi amor!
¡no renacerá!
Ay Mercedes, los remordimientos en el amor pesan toda la vida, igual que las traiciones.
Bonita poesía.
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias guapa!!?? 😘😘😗
Me gustaLe gusta a 1 persona