Y, sin distinción,
entre la fantasía
al poseerte
y, la realidad
de perderte,
mi mente ruje
hacia un estado
atónito, de locura
permanente.
Gracias por tus paseos
por todos mis lugares,
por todos mis escondites;
esos escondites
que a nadie revelo,
solo a ti.
¡Conoces mi cuerpo!
¡Conoces mi mente!
¡Conoces mi corazón!
¡Conoces mi alma!
Y, el sufrimiento
por tu amor,
mutila cada parte
ínfima de mi ser,
me relega en mi dolor,
a un dolor ahogante.
¡Y no lo paro
ni con las melodías
de los mares!
Vago, entre tinieblas,
perdida,
por los confines de la tierra.
Y es que ya voy,
en mi propio
coche fúnebre,
de paseo,
por mis días vacíos.
Y es que ya voy,
con la desilusión,
con la pena, sola.
No ignoro
que, tú, no estás
aquí, conmigo,
en mi mundo.
No ignoro
que te has perdido
en otros mundos.
Y así llevo
tantas vidas
que, ni las cuento,
para no darme cuenta,
de lo enorme,
de lo eterna,
que se ha vuelto,
mi condena.
1 comentario en “Dolor (Número 14) Míriam Fotos Wabisabi”